The War On Drugs - "Lost On The Dream", 2014. Un esponjoso bizcocho sonoro.

Tras un fin de semana cargado de country, aunque no todo es country dentro de lo ofrecido en el Huercasa Country Festival, el espíritu, la salsa que empapaba nuestro cerebro y lubricaba nuestros músculos para así mejor bailar, si que era una salsa western y outlaw que terminó por hacer de este viejo rockero: aprendiz de cow-boy y orgulloso aspirante a vaquero rudo y mascador de tabaco.
Por esto la disyuntiva ahora es la siguiente, o sigo la inercia y hablo de algún trabajo de la esfera del genero iluminado por Hank Williams o todo lo contrario...


Y todo lo contrario me ha parecido lo oportuno: buscar reparador descanso a los olores a mazorca de maíz asada y alivio a las apreturas dolorosas en los pies a consecuencia de tanto bailar con las botas puestas, y buscarlo en la calidez del pop suntuoso y elegante de The War on Drugs.
Y teniendo a mano el último lanzamiento de los de Philadelfia para que vamos a rebuscar en pretéritas producciones, pues ni "Wagonwheel Blues" (2008) ni "Slave Ambient" (2011), ambos excelentes, hacen palidecer este ultimo trabajo de la banda llamado: "Lost In The Deam".
Efectívamente, situado en la orilla contraria a las sonoridades enraizadas de estos inolvidables días, este producto se trata de un espacio sonoro diferente, elegante, sofisticado, haciendo incapié en sonidos de envolvente cualidad sónica y sugestivo discurso canoro, con la auto-recreación en la propia realidad de cada tema, en sus formas y su fondo, amasando un engrudo que con el pase por el horno del cerebro del oyente adquiere una esponjosa textura de dulce y acariciador bizcocho, perfecto de sabor y equilibrado de matices, un trabajo fino y disfrutable que recuerda como hace 30 años se soñó con alcanzar una perfección sónica que nunca llego a cuajar y cuyo recuerdo y reto asumen hoy The War On Drugs acercándose bastante a la utópica meta fijada por Fleetwood Mac, Inmaculate Fools y alguno mas en los artificiales ochenta.


Álbum formado por diez temas, varios de ellos de larga duración, un trabajo largo y que exige cierto esfuerzo para hacer realidad el prometido bizcocho, que cuando se cuaja promete deleitar los paladares musicales mas exigentes y selectos provocando pacíficas escuchas de sedantes resultados.
Trabajo coherente en cuanto a su setlist, sin altibajos ni compositivos ni de definición sónica, se sigue una linea durante todo el minutaje que crea un argumento estilístico que hace del disco casi una apuesta conceptual, apuesta que se desgrana en buenos cortes, bien construidos melódicamente y con vida propia, iguales pero diferentes entre si.
Empezando con la extensa pero fantástica "Under The Presure" que inicia al oyente en las ambiciones artísticas del trabajo, ritmos elementales de azotes ochenteros y voces gaseosas dejándose enredar en una melodía sugerente y fluida, perfecta toma de contacto.
Menos ecléctica y mas directa es la excelente "Red Eyes", mas noventera y menos ochentera no pierde comba sónica con la anterior, como tampoco lo hace la balada de denso aporte instrumental de "Suffering", cantada con lastimero tono nasal muy apropiado a la idiosincrasia del tema.



Ritmo y ganas de bailar desde los primeros sones de "An Ocean in Between the Waves", guitarras que derraman electricidad y muro de sonido vaporoso para un tema nacido para disfrutarlo en una pista.
Tóxica por su eléctrico envite "Disappearing" se me hace un poco larga, pero da paso a la POM del álbum: "Eyes to The Wind" es uno de esos temas que te desmonta, me recuerda ciertos pasajes de The Waterboys, juega con las notas y las cadencias como si de un tobogan enano se tratase, moviéndose en espacios cortos con toda la melodía comprimida en breves giros melódicos, una birgueria para disfrutar una vez tras otra.
"The Haunting Idle" es un instrumental corto teniendo en cuenta las dimensiones de otros temas del disco, oscura y psicológica.
"Buning" nos lleva a los tiempos en los que Bruce Springsteen nos hacía soñar con sus canciones, tiempos cada vez mas olvidados por culpa de los últimos fallos discográficos del Boss, un tema que podría haber firmado aquel Bruce añorado por tantos, un gran tema.
Armónicas y cierto influjo aunque no tan evidente como en la anterior al Bruce de antaño, aunque lo justo sería una X, creo que aún me gusta mas esta "Lost In The Dream" bucólica y de reptante canto.




Y el trabajo llega a su fin con otra larga y perfecta muestra de sutileza y fluidez melódica, delicadeza en los sonidos y como en todo el disco mucho encanto y arquitectura de rectos y perfectos contornos para dar un justo punto final al disco con este hermoso "In Reverse".
Glamour en el sonido, sofisticación en las formas e hipnótico palpitar en las sensaciones, un disco fuera de tiempo, intemporal, algo diferente en estos tiempos de lucha por clonarse unos con otros en lugar de rebelarse por diferenciarse entre sí, un disco dificil, y que requiere un esfuerzo pero que termina dando su justo premio al oyente paciente y entregado, un dulce y esponjoso bizcocho que se ira cocinando en el interior a base de pases y calor.

Este artículo fue escrito para su aparición en el blog ZRS el pasado día 16/07/2014, si deseáis visionarlo allí y de paso dar una vueltecilla por tan estupendo espacio pinchar aquí.

Comentarios

  1. Pese a que también he leido alguna critica adversa a este disco estoy totalmente de acuerdo con tu apreciaación del album. El mejor y más compacto trabajo dl grupo

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    1. Creo que es un disco fantástico y que se sale de lo que la mayoria de las bandas actuales hacen.
      Saludos.

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